
Intolerancia a la incertidumbre y ansiedad: cuando el futuro se siente como un enemigo
miércoles, 01 de abril de 2025
¿Te agobia no saber qué va a pasar?
¿Sientes que cuanto menos control tienes, más se dispara tu ansiedad? No estás solo.
La intolerancia a la incertidumbre es uno de los motores más comunes del malestar psicológico hoy en día… especialmente si estás opositando, estudiando o trabajando en un entorno inestable o precario.
En esta entrada vamos a explorar por qué nos cuesta tanto convivir con el “no saber”, cómo eso puede transformarse en ansiedad, y qué puedes hacer cuando te atrapa el bucle del “¿y si...?”.
¿Qué es la intolerancia a la incertidumbre?
La intolerancia a la incertidumbre es más que una incomodidad. Es una dificultad psicológica real para tolerar lo imprevisible, lo abierto, lo que no depende de ti.
Cuando tu mente necesita certezas —aunque sean imaginadas— para calmarse, cualquier situación ambigua puede convertirse en amenaza.
Y eso activa la ansiedad: preocupación constante, necesidad de control, pensamientos catastróficos, insomnio. Como si tu cerebro creyera que si lo piensa mucho, lo podrá evitar. Pero no.
¿Por qué ahora? Tres perfiles donde la incertidumbre pesa más
No todas las personas experimentan esta ansiedad de la misma forma. Pero hay tres situaciones donde la incertidumbre se vuelve crónica y especialmente dolorosa:
1. Opositores y estudiantes: vivir en el “aún no”
Prepararte para una oposición o terminar una carrera es convivir con una pregunta constante:
¿Y si no lo consigo?
No sabes cuándo llegará la recompensa. Y eso agota. Porque el esfuerzo es diario, pero los resultados son inciertos.
Y aunque intentes motivarte, hay días en los que todo parece en vano.
La ansiedad aparece justo ahí: cuando el futuro depende de ti… pero también de mil factores que no controlas.
Y claro que duele. Porque le estás poniendo todo, y aún así no puedes garantizar nada.
2. Trabajadores en empleos inestables: la ansiedad del “mañana”
Ya no es solo una mala racha: tu trabajo entero es una incertidumbre.
Cambian las condiciones, los horarios, las funciones. Te exigen más, te dan menos. Y todo puede cambiar en cualquier momento.
¿Resultado?
Una ansiedad que no se apaga cuando sales de la oficina, porque no se trata solo del trabajo: se trata de tu seguridad, tu identidad, tu futuro.
Y cuando no sabes si el mes que viene seguirás ahí, es normal que te cueste dormir, decidir o incluso disfrutar.
3. Cuando el futuro se convierte en amenaza
Tanto si estás en una oposición, como en un trabajo inestable o simplemente atravesando un cambio vital, hay algo que se repite:
El miedo a lo que no se puede prever.
Y ese miedo se transforma en:
- Rumiación constante (“¿y si...?”)
- Sensación de no poder relajarte nunca
- Pensamiento rígido y necesidad de control
- Dificultad para tomar decisiones sin certezas absolutas
¿Cómo saber si estás desarrollando intolerancia a la incertidumbre?
No hace falta tener un diagnóstico para darte cuenta de que algo está pesando demasiado.
¿Te reconoces en alguna de estas?
- Sientes ansiedad cuando no puedes planificar algo con precisión.
- Revisas en exceso, te cuesta delegar o “dejar fluir”.
- Tu mente se adelanta constantemente a todos los escenarios posibles.
- Te cuesta tomar decisiones porque necesitas estar 100% seguro.
- Evitas situaciones nuevas por miedo a que salgan mal.
Entonces… ¿qué puedes hacer?
No vamos a decirte que “confíes en el universo” o que “todo pasa por algo”.
Pero sí podemos recordarte esto:
- No todo lo que sientes es un problema personal. A veces es la consecuencia de un sistema que exige certezas en un mundo donde no las hay.
- No necesitas controlar todo para poder vivir en paz. Solo necesitas empezar a soltar algunas exigencias imposibles.
- Puedes entrenarte para tolerar mejor el no saber: con apoyo, con estrategias y con mucha menos culpa.
Y si esto te remueve… también es una señal
Hay momentos en los que leer sobre algo te da claridad, pero también te deja con un nudo en el estómago.
Si te estás dando cuenta de que lo que vives te está sobrepasando, es buen momento para pedir ayuda.
No para que te digan lo que tienes que hacer, sino para que te acompañen a entender lo que sientes.
Eso ya es bastante.
No se trata de eliminar la incertidumbre. Se trata de aprender a vivir sin que ella te devore. Si necesitas ayuda, pincha aqui y agenda tu primera sesión gratuita.
