Maraña Psicología | Psicoterapia individual para reconectar contigo mismo

Terapia Individual
Aquí empieza el camino

Ansiedad que te aprieta el pecho, tristeza que se instala sin aviso, bloqueos que te dejan en blanco… o ese “no sé qué me pasa, pero no estoy bien”.

Quiero mi primera sesión gratis

FAQ's

Cuando el “ánimo arriba, que todo pasa” ya no te sirve; cuando las listas de Spotify para motivarte te duran menos que un café; cuando lo que sientes interfiere con tu vida… es momento. No existe un medidor oficial de sufrimiento: basta con que te incomode y quieras entenderlo.

  • Ansiedad (generalizada, social, ataques de pánico)
  • Depresión y desgana crónica (más allá de un día gris)
  • Compulsiones: atracones, redes, citas, compras en la madrugada
  • Autocrítica feroz y autoestima bajo mínimos
  • Vacío existencial, “no encajo” o crisis de edad/etapa
  • Duelos, rupturas y cambios vitales que abruman

Lo habitual es empezar con una sesión a la semana; así cogemos ritmo. Las problemáticas más agudas suelen aflojar entre 8-12 sesiones; los líos más profundos o de larga data pueden requerir varios meses. Cada 4-6 sesiones revisamos contigo qué ha cambiado, qué sigue doliendo y si ya podemos espaciar los encuentros.
En resumen: ni terapia eterna ni “tres charlas y listo”; lo justo para que notes cambio real y sostenible.

Te escuchamos sin cronómetro ni consejos de taza motivacional. Hablamos de lo que te trae, de tu contexto y de cómo trabajamos. Sales con un mapa inicial y decides, sin ataduras ni “ya que estás…”

Claro. Atendemos en la zona de Sevilla Este y también por videollamada segura. Perfecto si vives lejos, si tu agenda está en modo Tetris o si simplemente hoy no quieres cruzarte con nadie.

A veces el alivio llega solo por ponerle nombre a lo que duele; otras, tras varias semanas de curro conjunto. Lo importante es la constancia y un proceso hecho a tu medida, no a la de un manual genérico.

Cuando el bajón dura más de lo que dura un finde lluvioso y te corta planes, sueño o ganas, deja de ser “un mal día” y pasa a ser algo que merece atención. No necesitas autodiagnosticarte: en sesión revisamos síntomas, duración y contexto para poner nombre (si hace falta) y, sobre todo, plan de acción.

Algunos baches se desinflan solos; otros se cronifican mientras esperas “a ver si se me pasa”. Si llevas semanas (o meses) arrastrando malestar, si afecta tu energía, tu curro o tu forma de relacionarte, lo más prudente es no dejarlo al azar. Pedir ayuda no hace el problema más grande; solo te da más recursos para abordarlo antes de que crezca.
Ansiedad
Cuando tu cuerpo va en quinta y tu mente sin freno

Preocupación constante, tensión muscular, nudo en el estómago… La ansiedad no avisa, pero se hace notar.

  • Palpitaciones o “latidos en la garganta”
  • Pensamientos en bucle (“¿y si…?”)
  • Dificultad para respirar o tragar
  • Sudor frío y temblor en momentos clave
Depresión
Cuando todo pesa y nada ilusiona

No es pereza ni falta de voluntad: es un bajón que vacía las pilas y nubla el día.

  • Falta de energía desde que abres los ojos
  • Nada ilusiona, ni lo que antes sí
  • Pensamientos de culpa o inutilidad
  • Dormir mucho o casi nada, sin descanso
Insomnio
Cuando tu mente hace turno de noche

Acostarte cansado/a y despertar agotado/a: el bucle de no pegar ojo.

  • Dar mil vueltas antes de dormir
  • Despertar a media noche con la cabeza a mil
  • Cansancio extremo al día siguiente
  • Irritabilidad y niebla mental constante
Baja autoestima
Cuando tu peor hater vive dentro de tu cabeza

Ese diálogo interno que te sabotea antes de intentarlo.

  • Te comparas y sales perdiendo
  • Miedo a fallar y que “se note”
  • Necesidad de gustar para sentirte válido/a
  • Dudas constantes de tus decisiones
Hábitos adictivos
Cuando “solo un ratito” se convierte en maratón

Redes, comida, compras… Pasas de “un scroll” a “¿dónde se fue la tarde?”.

  • Pérdida de control al empezar
  • Culpa y vergüenza después del atracón
  • Necesidad de más para sentir alivio
  • Ocultar la conducta al entorno

Ansiedad - O por qué tu alarma interna no se apaga

La ansiedad suele vestirse de alerta permanente: todo es urgente, todo da miedo, todo podría salir mal. No estás exagerando ni siendo “dramático/a”; tu sistema nervioso aprendió a dispararse a la mínima. Aquí desgranamos qué la dispara, cómo se alimenta y, sobre todo, cómo bajarle el volumen sin que pierdas tu chispa.

¿Sientes que...?

  • El pecho se te encoge incluso cuando todo parece ir “bien”.
  • Tu cabeza inventa catástrofes más rápido que Netflix nuevas series.
  • Dormir no descansa porque sigues resolviendo problemas en sueños.
  • Evitas planes por si “algo” sale mal o te da un ataque.

FAQ's

Se puede aprender a bajarle el volumen y que deje de dominar tu agenda. ¿Desaparece del todo? A veces sí, a veces se queda de fondo, pero sin mandar. Lo importante es que seas tú quien lleve el volante.

Ayudan, claro, pero son parches si no entiendes qué dispara la alarma. En terapia trabajamos la raíz: creencias, historia y contexto. Sin eso, la tranquilidad dura lo mismo que la respiración.

Porque tu cerebro aprendió a sobrevivir anticipando peligros, no leyendo la realidad. A veces la alarma se queda atascada en “ON”.

Muchas personas sienten alivio en las primeras 4‑6 sesiones; el trabajo de fondo suele necesitar unas cuantas más. Revisamos contigo cada mes para ver avances, ajustar y marcar tiempos.

No necesariamente. La decisión la tomamos juntos, y si hace falta la mediación, con tu médico también. La medicación baja síntomas; la terapia te enseña a que no vuelvan al primer susto.
WhatsApp